Blog

Cuando nuestra curiosidad muere y no lo sabemos

0

Yo sólo sé que no se nada – Sócrates

Es una frase simple, pero poderosa. Pocos somos conscientes de lo que de verdad significa, recuerdo haberla escuchado cuando estaba niño y solamente me dio risa. Muy probablemente te habrá pasado que entre más aprendes de un tema en particular, más te das cuenta que no sabes respecto a ese tema.

Normalmente nos conformamos con entender la superficie de las cosas, y cuando nos empezamos a sumergir nos damos cuenta de todo lo que ignoramos. El mundo en el que vivimos está formado por conocimiento colectivo, uno no tiene que conocer absolutamente todo para que la sociedad funcione. No tienes que saber de economía para que la economía de tu país funcione, no es tu trabajo y eso está bien, que otras personas con diferentes conocimientos se encarguen de ello. Al final somos parte de un todo.

El problema es que esto nos pone en situaciones cómodas, estamos contentos con lo que sabemos y la curiosidad es algo que tuvimos que reprimir en el momento que nos convertimos en “adultos”. Pareciera que en el momento en el que terminamos la escuela ya tenemos el suficiente conocimiento como para perder toda capacidad de asombro y dejamos de ser curiosos.

La realidad del conocimiento

Sócrates fue uno de esos primeros filósofos, o el primero que se sepa, en ser consciente de que el ser humano es brutalmente ignorante, y al mismo tiempo brutalmente engreído con su conocimiento. La realidad es que nuestro universo de conocimiento se encuentra más o menos así:

No se trata de obsesionarse con el conocimiento absoluto porque sería imposible y abrumador. Pero ser curiosos nos va a hacer meternos en ese 90% de cosas que no sabíamos que no sabíamos y que resulta bastante interesante. A veces es impresionante cómo cosas con las que convivimos en el día a día no despiertan ni una pizca de curiosidad en nosotros. ¿Qué nos pasó?

Por ejemplo ¿Alguna vez has tenido que enviar algún archivo pesado por correo que tienes que comprimirlo a “.zip”? Con una mente curiosa de niño ya te hubieras preguntado cómo es que funciona y por qué los archivos no pueden ser así de ligeros siempre.

Como dato curioso: Cuando comprimes a .zip es como si comprimieras un libro de 500 páginas a 5. En lugar de poner todo el libro tal cual, pones cada palabra una vez e indicas cuántas veces se repite esa palabra y en qué posiciones iría. Con eso una computadora cuando recibe el libro comprimido sabe cuántas veces poner cada palabra y en qué posiciones para descomprimir y crear el mismo libro de 500 páginas. ¿Interesante? Tal vez.

Así como este ejemplo, hay miles. Pero la gran pregunta debería ser: ¿Nos sirve de algo saber esto? Si al final es algo que no necesito saber cómo funciona para usarlo, ¿en qué me suma perder tiempo averiguando cómo funciona si nunca aplicaré ese conocimiento?

Pues la respuesta correcta a eso, como siempre, es: depende.

El hábito de la curiosidad

Es un hecho que cuando crecemos se muere el niño curioso que llevamos dentro. La realidad es que no es una muerte permanente, todos tenemos la capacidad de despertarlo en cualquier momento, y más ahora que tenemos acceso a tantísima información.

Como experiencia personal, puedo decirte que adoptar la curiosidad como hábito ha sido muy gratificante. Yo también perdí la curiosidad en algún momento. Sin embargo, revivió cuando lograron sacar esa primer fotografía a un hoyo negro en el 2019 (que ya se siente muy lejano).

Cuando ocurrió, era abrumadora la cantidad de publicaciones en redes sociales respecto a este gran logro de la humanidad. Fue algo increíble, pero cuántos de nosotros fuimos curiosos en entender la gran ciencia que había detrás de la foto al hoyo negro.

Qué es y cómo se ve un agujero negro - Clarín

Por alguna extraña razón comencé a investigar sobre esto de los hoyos negros y me terminé clavando algunas semanas sobre el tema. Al final logré entender qué onda con los hoyos negros y por qué fue un suceso histórico el haber tomado esa foto. Desde ese momento, mi curiosidad se despertaba tanto en temas complejos como del espacio-tiempo, como en temas simples como la compresión de archivos a .zip.

Y sí, a primera vista, se puede concluir que no me sirve de nada saber sobre el espacio y la compresión de archivos porque lo que hago no está ni remotamente relacionado con ello. Sin embargo, mi forma de pensar ha cambiado bastante.

Ser curiosos, incluso de las cosas más mundanas, inevitablemente nos va a llevar a ser más creativos, ya que descubrimos cómo funcionan desde un nivel muy básico y nos dan ideas de cómo aterrizar soluciones en nuestras vidas. Te provoca estar en un estado más atento respecto a las cosas y personas que te rodean. Aprenderás cosas interesantes que no sabías que existían, y en una de esas hasta descubres tu verdadera pasión en la vida.

Haz la prueba, investiga mucho, lee más, ve vídeos, no te quedes con dudas. La información está, sólo hay que despertar el interés. Te prometo que estar en un permanente estado de curiosidad tendrá muy buenas recompensas para tu desarrollo.

 

E.16 Sarah Bustani, pionera de la moda en México

Previous article

The Upstarts: Un libro esencial para emprendedores

Next article

You may also like

More in Blog