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Hace 2,923 días firmé con mi socia el proyecto más importante de mi vida, un proyecto para el cual nunca sabes si estas list@ hasta que decides entrarle.
Decidí invitar a mi socia a trabajar juntos en esto porque estaba convencido que no existía nadie mejor en el mundo para hacerlo, y afortunadamente para mi (y espero que también para ella ?) aceptó, y desde entonces cada día que pasa no hago más que convencerme de que es la mejor.
Lo primero que tuvimos que hacer fue preparar un evento que hasta hoy sigue siendo el más divertido en el que haya estado, también tuvimos que encontrar un lugar donde establecernos y comenzar a construir juntos nuestra propia gran historia.
Aquel documento que firmé es un acta de matrimonio, mi socia es mi esposa y el proyecto del que hablo es mi familia, y hoy quiero escribir de eso no solo para agradecer a la valiente mujer que me aceptó y que me aguanta todos los días, sino porque creo absolutamente en el valor de la familia como eje central para construir una vida plena.
Pero no me malinterpreten, no estoy diciendo que casarse es la única manera de tener una vida plena, porque realmente un papel sin compromiso no significa absolutamente nada. De lo que estoy hablando es precisamente de compromiso, solo tu sabes que significa para ti construir una familia, para unos puede ser vivir solo con una mascota y para otros una casa llena de gente. Pero sin importar el tipo de familia que sea, es la tuya, y eso la hace la más importante del mundo.
El enemigo público
Sin lugar a dudas la humanidad está viviendo una revolución que nos está transformado por completo, la revolución de la tecnología, esa palabra tan gastada que se puede convertir en lo mejor o lo peor que nos haya pasado de acuerdo al uso que le demos.
Desafortunadamente parece que la tecnología nos está ganando la batalla y en lugar de ponerla a trabajar para nosotros nos está convirtiendo en sus esclavos, lo que poco a poco va dando como resultado familias distantes a pesar de vivir bajo el mismo techo.
Un mundo que evoluciona a este nivel nos presenta una cantidad obscena de opciones para todo, y tener muchas opciones por increíble que parezca no nos hace más felices, al contrario, nos puede llevar a la idea de que todo el tiempo estamos eligiendo mal y hasta provocar el muy común síndrome FoMO (Fear of Missing Out) o miedo a perderse de algo. Esa ansiedad por estar conectad@s todo el tiempo como si el hecho de no enterarnos de algo o no estar disponibles 24/7 representara un Apocalipsis para la humanidad.
Pero como era de esperarse, tenemos una alternativa, el JoMO (Joy of Missing Out) que significa disfrutar de perderse de algo, es decir gozar de la vida sin la necesidad de que lo que hagas tenga que estar conectado con el resto del mundo.
Y es aquí donde tu familia puede resultar la gran ganadora, por supuesto que los momentos contigo mism@ y nadie más son indispensables, pero construir recuerdos memorables con las personas que más te importan en este mundo solo por el hecho de disfrutar juntos y olvidarse de todo lo demás sin duda te acercará al tan buscado camino de la felicidad.
Pero al final sin importar como quieras llevar tu relación con la tecnología, o cuáles sean tus objetivos personales (que es absolutamente indispensable tener y trabajar por ellos), no olvides construir una familia, ese grupo que estará para ti en las buenas y en las malas y para el que debes estar.
Si llegaste hasta aquí te invito a que dejes lo que estas haciendo y que te regales un momento de JoMO con tu familia.
