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La paradoja de la pasión

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Si has estado al tanto del contenido creado en Brain Boost, sabrás que una de nuestras misiones es inspirar para seguir nuestras pasiones. Que dejemos de hacer cosas horribles y giremos nuestras vidas hacia lo que nos apasiona, lo que nos llena y nos hace sentir plenos. Buscar hacer una vida al rededor de ello y no sobrevivir con nuestras pasiones en la vitrina de los hobbies. Y sí, evidentemente no es algo fácil.

Comenzando por el mero hecho de que encontrar tu verdadera pasión no es tan fácil como encontrar zapatos de tu talla. También porque entender y sentir una pasión es algo totalmente subjetivo. ¿Cómo saber qué es lo que nos apasiona? ¿Siquiera cómo saber qué carajos es una pasión? ¿Cómo se siente estar apasionado de verdad? ¿Nos apasionamos de lo que queremos o de lo que tenemos a la mano? Todo un problema.

Comenzando por el significado de la palabra

La palabra “Pasión” viene del latín “Passio” que significa “sufrimiento”. Empezando por ahí, ya encontramos el por qué de la paradoja de la pasión. Se nos ha taladrado en la cabeza hacer lo que nos apasiona para ser felices. ¿Pero cómo el sufrimiento nos va hacer felices? No tiene sentido y es contradictorio, lo que queremos es parar de sufrir para que nada se interponga con nuestra felicidad.

Explicado con ciencia, las pasiones son esas acciones que nos hacen sufrir pero son reguladas por un químico en la cabeza que se llama dopamina. Esa cosa que te hace sentir bien a pesar de meterte una chinga haciendo algo; ese sentimiento extraño de satisfacción que te hace sentir que todo el sacrificio ha valido la pena. Esa felicidad de haberte aprendido la tabla del 7 después de tortura y violencia proporcionada amorosamente por tu mamá/papá. La tabla del 7 es mi pasión.

En fin, creo que sabes a qué me refiero y muy probablemente has tenido ese sentimiento en algún punto.

Las pasiones no son divertidas

Con lo explicado anteriormente, nos podemos dar cuenta que las pasiones no son divertidas, y aquí es donde mucha gente se confunde. El hecho de que te divierta hacer algo, no significa que te apasione, las pasiones deben doler. Si esperas que una pasión sea divertida, vas a andar brincando a cada rato de pasión en pasión al primer síntoma de dolor.

Hay que entender a José José cuando dice que querer es gozar y amar es sufrir. Debemos amar nuestras pasiones, sin exagerar, las pasiones deberían ser como el amor de nuestras vidas. Gran parte de la felicidad de nuestras vidas dependen de la persona con la que decidamos vivirla (pareja, esposa, esposo, novio, novia o como le quieras llamar).

Muchas personas tienen en mente la idea de que existe un alma gemela, una media naranja. Y que tarde o temprano la van a encontrar y si no la encuentran es mejor quedarse solos que mal acompañados. Esto se puede convertir en una búsqueda sin sentido, buscando la pieza perfecta que se acople con nosotros. Al cabo el universo se tomó la molestia de hacer una persona exactamente como yo la necesito.

La realidad es que “el alma gemela” no nace, se hace. Es algo que se tiene que ir trabajando poco a poco, con base en acciones y demás. Se necesita un acercamiento y relacionamiento gradual con la persona, no puedes ir de 0 a 100 en una semana. Necesita tiempo, cuidado, dedicación y obviamente sufrirle un poquito.

Metafóricamente hablando, con nuestras pasiones debería ser el mismo procesos. No hay pasiones perfectas que nacen para nosotros como si fueran nuestra media naranja, hay que trabajarlas también. No puedes esperar que todo te guste a la primera, como decía, las pasiones no son divertidas.

La adicción a la pasión

Como hablamos anteriormente, las pasiones liberan dopamina en nosotros, lo que nos hace sentir bien. El problema es que la dopamina puede generar adicción. Esa adicción es la que nos puede llevar a ser infelices, porque seríamos tan “apasionados” que estaríamos desgastando nuestra propia salud física. El famoso burnout, del cuál ya hablamos un poco anteriormente en otro artículo.

Es totalmente factible destruirnos con nuestras pasiones. Pero la clave, como todo en la vida, es el balance. A veces nos clavamos tanto en algo que comenzamos a ser dominados por el miedo y la obsesión. El miedo a no ser suficientemente bueno en X cosa, ¿cómo es que siendo apasionado de “X” cosa no soy el mejor en ello?

Hay varias técnicas para combatir esa adicción a la pasión. La mejor de ellas es tomar un enfoque de mejora de habilidades gradual, en vez de querer dominar algo como experto en corto tiempo. Todo lleva su tiempo, aprendamos más a apreciar el proceso y no el resultado. No te compares.

Es complicado llegar a profundidad respecto a las pasiones en un artículo corto. Si te llama la atención el tema, te gustó este artículo y quisieras saber más sobre la pasión y la ciencia que hay detrás de ella, tienes que leer “The Passion Paradox”. En donde encontrarás a profundidad más cosas interesantes sobre todo lo que escribí en este post.

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